Conoce a… Cristina Ejarque y su perro Otto.

Cristina Ejarque es Delegada de ventas de MSD del distrito Cataluña Norte, del equipo de cardiometabólico en las ciudades de Terrassa, Manresa, Igualada y Berga. Además de empleada de MSD, es madre de dos hijos y disfruta cantando en un coro. Y es una fiel amante de los animales.

Desde hace más de tres años adoptó a su perro OTTO, un precioso perro de agua.

Hola Cristina, ¿Por qué adoptasteis un perro de agua?
Buscábamos un perro de agua por el tipo de pelo de estos perros. Mi hijo es alérgico a los perros, así que, aunque el alergólogo no nos lo aconsejaba, quisimos probar si lo toleraba. Tenía tantas ganas de tener un perro que incluso aceptó vacunarse durante años si era necesario con tal de poder adoptar uno.

Y ¿Cómo fue la adopción?

Lo adoptamos de la protectora “El Amigo Fiel”, de Córdoba. La oferta de perros de aguas es muy grande, hay muchísimos en las perreras de Andalucía, donde se usan muy frecuentemente como perros de pastor, así que tuvimos que elegir con dos premisas: que fuera un adulto, ya que lo tienen más difícil para conseguir una adopción, y que tuviera buen carácter, sobre todo pensando en mis dos hijos. Nos aseguraron que Otto se mostraba amigable y cariñoso y que era un perro muy necesitado de adopción, ya que por su carácter muy dependiente no conseguía adaptarse al chenil, donde ya llevaba 5 meses. Además, ya tenía aproximadamente un año y medio así que nadie se fijaría en él, normalmente los cachorros se adoptan con más facilidad.

¿Cómo fueron los primeros días de OTTO en casa?
Cuando llegó a casa se mostró muy ansioso. Había viajado en coche desde Córdoba hasta Pamplona y estaba angustiado y cansado. Enseguida me tomó como referente y hasta el día de hoy, tres años más tarde, sigue siendo mi sombra. El problema de Otto comenzó a las dos o tres semanas de haber llegado a casa. Nuestro miedo era que mi hijo no lo tolerará, pero en este sentido no hubo ningún problema. Lo que no nos esperábamos es que un perro que se mostraba tan y tan bueno con nosotros, cariñoso en extremo, obediente, muy listo… comenzará a tener conductas agresivas hacia los desconocidos.

Lo habíamos sacado a la calle desde el primer día para que se acostumbrara y un día cualquiera empezó a ladrarle a la gente que pasaba por la calle, con actitud agresiva. Llegué a tener miedo de no controlarlo y que pudiera morder a alguien. Con nosotros jamás fue agresivo, seguía siendo como un corderito, pero estábamos muy disgustados con su conducta y asustados de ver hasta qué punto era incontrolable.

¿Cómo reaccionasteis ante esta situación?
No sabíamos qué hacer, así que acudimos a una etóloga y a una educadora. Empezamos a hacer todo lo que nos aconsejaron las expertas que podíamos hacer: medicarlo con un ansiolítico, sesiones con la etóloga, mantrailing con su educadora… nos dijeron que el proceso sería largo y que tal vez tuviera que ir siempre con bozal por la calle, pero aun así lo intentamos.

Poco a poco se fue calmando. Dejó de ser tan desconfiado y sobre todo dejó de ser agresivo. Pasó a ser el mejor alumno en las clases de mantrailing. Es un excelente perro de trabajo que hace honor a su raza, siempre está pendiente de las órdenes de sus líderes. Empezamos a llevarlo a todos los sitios donde nos era posible, primero con un poco de miedo, poco a poco confiando más en él.

¿Qué tal es la convivencia con Otto actualmente?
Tres años más tarde, Otto es un perro totalmente rehabilitado que lleva una vida normalísima. Sigue siendo algo miedoso e impresionable, pero pasea por la calle sin bozal y sin problemas. La canguro que recoge a mis hijos de la escuela se lo lleva cada día y es amigo de todos los niños. Hace pocos días han dormido 8 niñas de 9 años en casa, y en medio de ellas, Otto, la estrella de la fiesta.

Para nosotros es el mejor de los perros y estamos muy orgullosos de haber podido ayudarlo y darle un hogar.


¿Tienes alguna otra mascota?
En casa estamos totalmente concienciados con la necesidad de dar una oportunidad a todos aquellos animales que están en centros de acogida. Aparte de Otto, tenemos también un loro y dos huronas, una de las cuales es también adoptada de protectora con una historia de comportamiento parecida a la de Otto, seguramente por motivos similares, ya que la protectora la recogió en la calle y mostraba un  miedo extremo a todo. Después de dos años con nosotros, hemos conseguido que se vaya normalizando su comportamiento. Si bien sigue siendo una hurona muy tímida, es capaz de relacionarse con nosotros y con el resto de animales de la casa. Sin duda quien más la ha ayudado ha sido su compañera, que le ha mostrado cuál es el comportamiento normal de un hurón equilibrado. Le ha dado ejemplo y le ha proporcionado el entorno social que necesitaba para ser feliz.

Hay que decir que nuestros animales conviven en armonía 

¿Qué te gustaría hacer en el futuro para apoyar a los animales?
En un futuro nos encantaría ser casa de acogida para perros que necesitan el calor de un hogar mientras esperan una adopción definitiva.